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1 dia
Specific Tour
20 people
Español
Te invitamos a un viaje para reconectar con la vida y tu esencia todo a través de la magia de la naturaleza y el tiempo, en una meditación y yoga en el desierto de Checua, estaremos descubriendo la historia natural de la Sabana de Bogotá en una de los parajes más increíbles y cercanos a la capital: El bosque seco de Checua (ó también llamado desierto de la Tatacoita) una de las zonas arqueológicas, históricas y paleontológicas más relevantes para el país y la historia de la humanidad.
Los elementos siempre han sido parte esencial de la existencia universal, en este recorrido dentro de uno de los ecosistemas más completos y mágicos de Colombia, estaremos en contacto con todos los elementales, permitiéndonos así entrar en balance y armonía con nuestro ser y el entorno. Nuestro cuerpo, las respiraciones guiadas, una mente en calma y la meditación en movimiento, serán nuestros aliados para volver a conectar con lo esencial.
En la búsqueda de la sanación de nuestro ser, viajaremos entre montañas, cárcavas de arcilla roja, con la compañía del río Checua, el aire que nos guía y nos llena de poder para reconectar con la fuerza interna para continuar en nuestra evolución como raza, en una sinergia hermosa entre la Madre Tierra y nuestra realidad como humanos en evolución. Es lo que puedes lograr en una meditación y yoga en el desierto de Checua.
La interacción con la naturaleza es fundamental para el bienestar integral del cuerpo, la mente y el espíritu, establecer una conexión directa con la tierra nos permite conectarnos con la energía del planeta también conocido como “grounding” esta conexión nos ayuda a equilibrar los estímulos eléctricos enviados por el sistema nervioso mejorando la calidad de sueño, el estrés y estado de ánimo.
Practicar yoga en la naturaleza puede permitirte sentirte más conectado con el mundo que te rodea. Puedes experimentar una sensación de unidad y armonía con la Tierra, lo que puede llevar a una mayor apreciación por la naturaleza y una mayor conciencia de tus propias acciones en relación con el medio ambiente. la práctica de yoga en la naturaleza puede proporcionar una experiencia enriquecedora que combina los beneficios del yoga con la belleza y tranquilidad de los entornos naturales.
Realizar meditación y yoga en el desierto de Checua es una experiencia transformadora que combina el poder del silencio, la energía de la tierra y la introspección profunda. Este destino, ubicado en el departamento de Cundinamarca, a pocos kilómetros de Bogotá, ofrece un entorno único: árido, sagrado y lleno de historia. No se trata solo de practicar posturas o técnicas de respiración, sino de permitir que el lugar active procesos internos de sanación, claridad y conexión. Aquí tienes cinco razones para elegir este desierto como escenario de tu próxima práctica espiritual.
Una de las principales razones para hacer meditación y yoga en el desierto de Checua es el silencio absoluto que se encuentra en este lugar. Lejos de las ciudades, el desierto permite que el ruido mental comience a calmarse naturalmente. No hay bocinas, ni notificaciones, ni interrupciones. Solo el viento, el crujir de la tierra y el latido del propio cuerpo. Este nivel de quietud externa crea las condiciones ideales para el silencio interno. En ese vacío sonoro, la mente puede aquietarse, los pensamientos fluyen sin aferrarse y la conciencia plena se vuelve más accesible. Es el espacio perfecto para una práctica profunda de meditación, donde cada inhalación se vuelve consciente y cada exhalación libera lo que ya no sirve.
Practicar meditación y yoga en el desierto de Checua implica conectar con un espacio que ha sido testigo de miles de años de historia. Checua fue habitado por culturas precolombinas que ya consideraban la zona como lugar ceremonial y de encuentro espiritual. La energía que emana de sus formaciones rocosas y sus planicies áridas conserva esa memoria sagrada. Las prácticas de yoga o meditación en este tipo de terreno se sienten más arraigadas, más conectadas con lo profundo. Al sentarte sobre la arena o al sostener una postura con los pies desnudos en la tierra caliente, la sensación es distinta: más primitiva, más viva. Esta conexión directa con la historia del lugar potencia cualquier práctica espiritual.
Otro motivo para hacer meditación y yoga en el desierto de Checua es la estética del paisaje. A diferencia de la selva o la montaña, el desierto es visualmente simple. No hay estímulos visuales complejos, ni colores saturados ni elementos que distraigan. Esa sobriedad visual favorece el enfoque, ya que la mirada se detiene en lo esencial: el horizonte, el cielo, las texturas de la tierra. Practicar yoga en un entorno así permite que la atención esté completamente presente en el cuerpo y en la respiración, sin distracciones externas. La práctica se vuelve más introspectiva, más contemplativa, y facilita estados de meditación profunda.
El clima seco y templado del lugar favorece el bienestar físico durante la práctica. Hacer meditación y yoga en el desierto de Checua no implica enfrentar temperaturas extremas como en otros desiertos. Las mañanas frescas y las tardes cálidas permiten programar sesiones a diferentes horas del día, sin riesgo de deshidratación ni agotamiento térmico. Además, el terreno firme y ligeramente arenoso es cómodo para realizar posturas tanto de pie como en el suelo. Esta combinación de condiciones físicas y ambientales crea un espacio propicio para el movimiento consciente, la respiración libre y la relajación sostenida.
Finalmente, el motivo más profundo para elegir meditación y yoga en el desierto de Checua es la posibilidad de una transformación real. Este tipo de prácticas, cuando se hacen en lugares cargados de simbolismo como los desiertos, generan aperturas internas que difícilmente se logran en el contexto cotidiano. Las personas que se han permitido entrar en este espacio con intención clara han experimentado desbloqueos emocionales, claridad mental, decisiones importantes y una renovación energética evidente. El desierto no ofrece distracciones, sino espejos. Allí te ves a ti mismo con más nitidez. Practicar meditación y yoga en el desierto de Checua es, en muchos sentidos, un ritual de regreso a lo esencial.
El Desierto de Checua se encuentra en el municipio de Nemocón, en el departamento de Cundinamarca. Aunque su extensión no es tan grande como otros desiertos del país, tiene un valor arqueológico y cultural enorme. Durante excavaciones realizadas en el siglo XX, se descubrieron en Checua vestigios de asentamientos precerámicos que datan de hace más de 10.000 años. Allí vivieron comunidades recolectoras y cazadoras que utilizaban este espacio como punto estratégico por su posición geográfica y su entorno natural.
La zona también ha sido considerada un lugar sagrado por culturas indígenas posteriores, debido a su peculiar energía, su forma geológica y su relación con los astros. Muchos rituales ancestrales se realizaban al amanecer o al atardecer, cuando el sol transformaba la tierra árida en un escenario simbólico. Hoy en día, hacer meditación y yoga en el desierto de Checua es una forma de reconectar con ese pasado espiritual, honrando la historia del lugar desde una práctica consciente y profunda.
Colombia cuenta con varios desiertos que ofrecen experiencias únicas: el desierto de la Tatacoa, el desierto de la Candelaria, el desierto de la Guajira y, por supuesto, el desierto de Checua, en especial debes probar hacer meditación y yoga en el desierto de Checua. Elegir el “mejor” depende del tipo de experiencia que se busca. Para quienes desean turismo de naturaleza con cielos estrellados y paisajes extensos, la Tatacoa suele liderar la lista. Para quienes buscan conexión espiritual, silencio profundo y cercanía a Bogotá, el desierto de Checua es ideal.
Lo que hace especial al desierto de Checua es su energía contenida y su simbolismo. Aunque es más pequeño que otros, ofrece una atmósfera íntima y poderosa. Quienes practican meditación y yoga en el desierto de Checua destacan que no es el tamaño del desierto lo que impacta, sino la presencia que tiene. Es perfecto para retiros cortos, sesiones al amanecer o prácticas personales de introspección. Su cercanía a la mina de sal de Nemocón y su fácil acceso desde la ciudad lo convierten en una joya para quienes buscan una experiencia profunda sin alejarse tanto.
La mina de sal de Nemocón, ubicada a pocos minutos del desierto de Checua, es otro de los atractivos de la zona. El recorrido turístico por esta mina subterránea tiene una duración promedio de entre 60 y 90 minutos, dependiendo del ritmo del grupo y de si se elige un tour guiado o libre. Durante el trayecto, los visitantes exploran túneles, cámaras de sal, espejos de agua salina y formaciones naturales creadas por siglos de extracción.
Muchos viajeros que hacen meditación y yoga en el desierto de Checua complementan su visita con este recorrido, ya que la energía densa y mineral de la mina contrasta con la expansión del desierto, generando un equilibrio perfecto. Al estar tan cerca, es posible planear una jornada de retiro espiritual que incluya meditación en el desierto por la mañana y una visita introspectiva a la mina por la tarde. Esta combinación eleva la experiencia y potencia los efectos de cualquier práctica interior. Practicar meditación y yoga en el desierto de Checua, seguido de un descenso a las profundidades de la tierra, crea un arco simbólico: cielo y tierra, luz y sombra, silencio y resonancia.
Iniciaremos en Bogotá donde nos encontraremos en un sitio central de la ciudad de Bogotá, desde allí tomaremos rumbo al municipio de Nemocón, donde nos reuniremos con nuestro guía local sobre las 8 am, luego nos desplazaremos a la bellísima vereda de Checua. Allí haremos un estiramiento, calentaremos y emprenderemos nuestra caminata hacia el desierto. Caminaremos durante 3 horas para hallar un imponente cañón repleto de cárcavas formaciones que le dan vida y color al paisaje
La naturaleza ofrece una rica variedad de estímulos sensoriales. Los sonidos del viento, el calor del sol, el aroma de la vegetación y la sensación de todos estos elementos sobre la piel, despiertan nuestros sentidos y nos permiten estar más presentes en el momento. Estos estímulos sensoriales pueden reducir la ansiedad y mejorar nuestro estado de ánimo.
Imagina interactuar en un paisaje que parece sacado de otro mundo, lleno de estructuras arcillosas “cárcavas” de hasta 12 metros de altura, uno de los puntos arqueológicos mas ricos de Cundinamarca, donde se han encontrado fosiles de Dinosaurio, Mastodonte y el instrumento musical mas antiguo hallado en Colombia, entro otros, este impresionante paraje nos permitirá conectarnos con la energía de lo terrenal, y de esta forma estimular ayudar a mantener un equilibrio holístico en nuestra vida. Desde los beneficios físicos hasta los emocionales y mentales, la naturaleza nos proporciona un espacio para rejuvenecernos, encontrar paz interior y nutrir nuestra conexión con el mundo que nos rodea.
En Bogotá, diagonal a la estación de los Héroes
No, el recorrido es muy tranquilo, se realiza a través de 7.5 km de naturaleza no requiere una destreza física fuerte es apto para niños y adultos mayores que no tengan una condición médica que impida realizar este tipo de experiencias al aire libre.
El punto de encuentro será a las 6:30 am en Bogotá y se estima estar retornando a Bogotá tipo 5:30 pm
Si, Adrenaline Colombia busca siempre integrar profesionales con experiencia que cumplan con una formación profesional avanzada para lograr impactar positivamente sobre el proceso de transformación de nuestros turistas y participantes, todos nuestros itinerarios de bienestar están creados y son confirmados a partir de un propósito fijo, acompañar a las personas en su despertar espiritual, de conexión y de transformación.
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